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¿Es posible pensar en el populismo desde la obra de Max Weber?

  • Foto del escritor: Gisela Ramírez
    Gisela Ramírez
  • 1 nov 2020
  • 5 Min. de lectura

En este texto se analizará la obra “Weber y la política como vocación. Estudios y reflexiones a cien años de distancia” coordinada por Israel Covarrubias y Herminio Sánchez de la Barquera y Arroyo. Se profundizará mayormente en la perspectiva que ofrece Max Weber y se buscará contrastar su teoría con la realidad de la democracia actual. Este ensayo pretende explicar si es posible que un régimen populista se enmarque en los postulados de Weber sobre el gobierno; tiene como finalidad dar una explicación a la crisis de la democracia y el resurgimiento de la corriente populistas, desde la perspectiva de Juan Cristóbal Cruz Revueltas. Así mismo, se reflexionará el papel del carisma en un líder político y cómo este puede ser una herramienta de legitimación.

La obra de Max Weber ha tenido un carácter atemporal que ha perdurado como un referente tanto en sociología como en teoría política hasta el día de hoy. Era de esperarse que, tanto los modelos de gobierno como las corrientes políticas evolucionaran y se adaptaran a la contemporaneidad, pero aun así es posible contrastar su obra con nuestra realidad. Él previó diferentes escenarios políticos y definió elementos claves como la legitimidad y los componentes del poder de cada uno de estos escenarios. Al estudiar las diferentes concepciones del poder que plantea este autor surge la pregunta: ¿Es posible pensar el populismo desde la obra de Weber?

Para contestar a esta incógnita, es preciso establecer una definición para “populismo”. Según Ferrán Gallego (2006) el populismo se trata de una ideología cuyo objetivo es incorporar a los sectores sociales que han sido excluidos de la vida política. Es un movimiento popular apartidista, anti oligárquico y antiburgués que busca la modernización a partir de una fuerte intervención del Estado en el sector económico; esto con miras de mejorar las condiciones de vida de la población.

El primer tema para desarrollar es la concepción que se tiene de la democracia en la actualidad y la manera que esta tiene para legitimarse. La democracia actual es un “hibrido” entre la corriente liberalista —es decir, un Estado de derecho donde existen límites al poder y se mantiene un libre mercado— y una democracia en el sentido puro —entendida como el gobierno del pueblo—. Por esto mismo, se puede afirmar que la democracia moderna es un equilibrio que ha evolucionado en una crisis. Esta situación se origina por la ruptura entre ambas corrientes que conforman la democracia moderna, compuesta por figuras como la burocracia donde la administración del Estado se convierte en una oligarquía. Ante este fenómeno, la representación del pueblo se ha visto mermada, y consecuentemente, ha caído en una “tiranía de minorías” es decir, las pequeñas élites controlan en poder y velan por sus intereses (Cruz, J. 2020).

En la actualidad, la mayoría de las democracias siguen la teoría propuesta por Easton, donde existen inputs, que son problemáticas sociales, que entran a una caja negra de la que salen outputs, es decir, políticas públicas (como se citó en Del Tronco, 2013). Este modelo de democracia no favorece a la rendición de cuentas, ya que los ciudadanos no saben lo que sucede dentro de esta caja negra. De igual manera, el ambiente de esta se presta a abusos —como lo serían: la desviación de recursos, corrupción, nepotismo— por parte del mandatario hacia los ciudadanos. La falta de rendición de cuentas y el incumplimiento del ordenamiento jurídico se convierten en características de este gobierno, por lo que la desaprobación a este régimen aumenta y las sospechas sobre el mal actuar de los gobernantes provocan la deslegitimación de la democracia.

Una respuesta ante esta crisis es la decisión plebiscitaria que plantea el esquema populista. Lo que se busca con este modelo es defender al “verdadero pueblo” de acuerdo con lo planteado por Cruz (2020), otorgándole una voz y asegurando que sea escuchada. Por esto mismo, el modelo del líder carismático está resurgiendo con mucha fuerza, principalmente como una reacción ante la inconformidad con el régimen democrático y la desigualdad de clases sociales. Weyland (2004) explica que los líderes populistas buscan establecer una relación directa entre el gobierno y los ciudadanos, lo que hace que estos últimos desarrollen un sentido de pertenencia y empatía hacia el gobernante (como se citó en Del Tronco, 2013).

Weber establece que uno de los componentes fundamentales del poder es la legitimidad y entre las formas para obtenerla están: la tradición, la racionalidad y el carisma. De estas tres vías, el carisma es un pilar indispensable para consagrar un régimen populista. El carisma puede ser definido según la obra de este autor como un poder extraordinario, sobrenatural o sobrehumano que posee el líder. Se conforma de las diferentes perspectivas de los gobernados y siempre dependerá de si los seguidores creen en el mandatario y en su discurso. También plantea que este consiste en una relación bilateral entre el gobernante y el ciudadano, por lo que este último es juzgado constantemente, lo que lo orilla a demostrar todo el tiempo sus cualidades “extraordinarias” (Weber, 2013).

Como se abordó previamente, un líder carismático se presentará como oposición a la dominación oligárquica de pequeñas élites burocráticas. Weber plantea que la dominación carismática se puede dar, pero solo de manera circunstancial, ya que este régimen termina institucionalizándose. Igualmente, explica que el hombre carismático tiene suerte de oportunista, ya que su carisma suele surgir a partir de una situación de inconformidad por parte de los ciudadanos. Este gobierno se da en momentos de crisis o cuando existe una demanda social que el líder pretenda satisfacer.

En la actualidad, la figura del líder populista ha vuelto a resurgir como consecuencia de la debilidad de las instituciones. La crisis de la democracia moderna se deriva de desconfianza a los procesos y a las élites burocráticas, por lo que un líder carismático con el que los gobernados se puedan identificar suele parecer una solución para esta situación. El gobernante que fundamenta su poder en el carisma también suele crear un sentido de pertenencia para el pueblo, que es posible visualizar como un sentimiento de nacionalismo, que en situaciones extremas puede desembocar en un fanatismo. Pero, contrario a lo que pueden sentir los ciudadanos, el poder del pueblo se limita en este régimen de gobierno y el líder carismático suele convertirse en un gobernante autoritario que concentra el poder y que vela por los intereses del partido, de sus allegados y los propios; creando una nueva oligarquía y perjudicando al pueblo.

Retomando los puntos anteriores, Weber plantea el carisma como un medio de legitimación de los gobernantes, lo que hace que sea posible concebir al populismo desde su teoría política. El populismo se puede ver como una alternativa ante la crisis de la democracia moderna, pero no es una solución factible por las consecuencias que puede desencadenar a largo plazo. A manera de conclusión, de acuerdo con lo que plantean tanto Weber como los autores del libro, el populismo puede parecer un régimen político ideal en un principio, pero solo es una utopía, ya que los intereses personales de los gobernantes se transforman en el motor de sus acciones. Los regímenes populistas terminan convirtiéndose en las oligarquías a las que se oponían bajo una falsa concepción de representantes del pueblo.

Referencias consultadas:

Antón, J. (2006) Populismo Latinoamericano. Antón, J (Ed.), Ideologías y Movimientos Políticos Contemporáneos (pp. 272—285). Tecnos.

Del Tronco, J. (2013). Desconfianza y Accountability ¿las causas del populismo en América Latina? En Del Tronco, J. (Ed.), Latín American Research Review, (pp. 55—78). LARR. http://www.jstor.org/stable/43670076

Sánchez de la Barquera Arroyo, H. (2020). Weber y la política como vocación. Estudios y reflexiones a cien años de distancia. UNAM. https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/detalle—libro/6032—weber—y—la—politica—como—vocacion—estudios—y—reflexiones—a—cien—anos—de—distancia

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