El declive de la democracia
- Gisela Ramírez
- 23 oct 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 29 oct 2020
En este ensayo se busca entender el concepto de “declive de la democracia” a través de las concepciones de diversos autores como Steven Levitsky, autor de Cómo mueren las democracias, José Carabante quien escribió Fukuyama: Auge y Decadencia de la democracia liberal y Pablo Gonzáles Uloa con su obra Declive y reconfiguración de la democracia representativa; Asimismo, se busca explicar este fenómeno y emparejarlo con la realidad, para llegar a concluir si es posible que la democracia como forma de gobierno falle. De igual manera, se busca dar cuenta de los errores que se han presentado en los modelos democráticos contemporáneos a partir de las concepciones de los autores previamente mencionados y se pretende explicar por qué se cree que vivimos en una etapa de declive de la democracia.
Se entiende como democracia a la forma de gobierno donde la titularidad del poder recae en lo ciudadanos; es decir, un gobierno donde las mayorías toman las decisiones a través de la representación de los gobernantes. (Gonzáles, P. 2009) La democracia hoy en día es la forma de gobierno que permea en la mayoría de los Estados. En las últimas décadas se ha adoptado la percepción de que la democracia es la forma de gobierno más justa y que respeta en mayor manera la libertad de la ciudadanía. Con estas bases, surge la inquietud de comparar la democracia en la teoría, con la realidad que se está viviendo en la actualidad. Si bien, ha sido considerada la forma de gobierno idónea para las sociedades globalizadas, actualmente se puede percibir cierta inconformidad con este modelo de gobierno.
En este momento, la sociedad se encuentra en una crisis de representación, o en palabras de José Carabante (2015) “Hay … una crisis política, en la medida en que la gestión de lo público resulta cada vez más ineficiente, prolifera la corrupción en todos los países democráticos y los ciudadanos han perdido su confianza en las instituciones políticas” (p. 111). Este declive se presenta como una consecuencia de las malas prácticas que se han percibido en los gobiernos democráticos por parte de los políticos y demás servidores públicos, que han intentado vivir a través de la política, en lugar de vivir para ella -retomando el análisis de Weber (1919)-.
Tocando el tópico del declive de la democracia surge el cuestionamiento: ¿puede fracasar la democracia? Para responder a esta incógnita Levitsky (2019) plantea que “las democracias pueden fracasar a manos … de líderes electos, de presidentes o primeros ministros que subvierten el procesos mismo que los condujo al poder” (p. 9). A partir de esta cita es posible entender que si bien, teóricamente el modelo de la democracia es viable y parece ser la opción ideal para respetar a la ciudadanía y su voluntad en cuanto a la representación, una mala implementación, en conjunto con malas prácticas traen como consecuencia la desconfianza -de parte de los ciudadanos- a la democracia.
Actualmente, se puede percibir una alta deslegitimación y falta de credibilidad tanto en las instituciones que conforman el Estado, como de los dirigentes políticos; por lo mismo, la democracia como forma de gobierno ha sufrido una decadencia. En los últimos años, Carabante (2015) ha observado cómo los gobernantes han intentado la “Repatrimonialización del Estado” es decir, buscan privatizar la política. Desde su perspectiva, los políticos se encargan de extender redes clientelares, donde se intercambian o benefician ciertas políticas públicas a cambio de un apoyo electoral. En palabras del mismo autor: “El clientelismo socava tanto la democracia como la autonomía de la administración, iniciando con un círculo vicioso de corruptelas difícil y laborioso de enmendar” (p. 113).
Hanna Pitkin como se citó en Gonzáles, 2009 estableció que: “el sistema representativo debe buscar el interés público y sensibilizarse ante la opinión pública, excepto en la medida en que la falta de dicha sensibilidad pueda justificarse en términos del interés público. En ambos fines, el proceso es público e institucional” (p. 5). Esta es una concepción abordada desde el punto de vista de la teoría; ya que se entiende que cuando no se persigue el bien común y por el contrario, se intenta satisfacer únicamente los intereses personales, la representación democrática pierde su sentido. Es posible entender este postulado si lo comparamos con nuestra realidad: los ciudadanos perciben que la democracia como forma de gobierno les está fallando porque los gobernantes se han preocupado exclusivamente por llenar sus bolsillos y por obtener beneficios propios, descuidando el bienestar de las personas que los pusieron en sus puestos de poder.
De igual manera, es importante contemplar lo expresado por Pablo Gonzáles (2009) “La mediatización política está creando un alejamiento entre políticos y sus decisiones de interés público, representando cada vez más los intereses particulares” (p. 7). Si lo equiparamos a lo planteado por Pitkin, se puede afirmar que las democracias están perdiendo el sentido, se han convertido en un espacio de avaricia donde quien ostenta el poder hace todo por cumplir sus intereses personales y los de sus allegados, en lugar de buscar lo mejor para los gobernados y el interés público.
A manera de conclusión, es importante reconocer que la democracia no está decayendo por ser una mala forma de organización estatal, como lo explican autores como Steven Levitsky, José Carabante y Pablo Gonzáles Uloa sino, porque durante un largo tiempo ha sido mal empleada. Se ha utilizado al gobierno como una mina de oro para satisfacer a los políticos corruptos, consecuentemente, la sociedad ha comenzado a cuestionar si la democracia es efectiva y se ha propuesto a buscar alternativas a esta forma de gobierno -como puede ser el populismo-. Es vital que la ciudadanía tenga una participación activa y se mantenga atenta a los actuares de sus gobernantes; la democracia se caracteriza por la intercedencia de los ciudadanos en el gobierno y la toma de decisiones, por esto mismo es responsabilidad de estos involucrarse y monitorear a sus representantes. Frenar el declive de la democracia está en manos de la ciudadanía.
Referencias consultadas:
Levitsky, S. (2019). Cómo mueren las democracias. Lectulandia. https://pdf.zlibcdn.com/dtoken/6cc753aff007995db350c9e87841ec5e/C%C3%B3mo_mueren_las_democracias_by_Steven_Levitsky__D_5485722_(z-lib.org).pdf
JSTOR. (2015). Declive y reconfiguración de la democracia representativa. CARABANTE, J. https://www.jstor.org/stable/24368033?read-now=1&seq=1
Armando, P. (2009). Declive y reconfiguración de la democracia representativa. Migue Angel Porrua. https://bok.lat/book/2592609/ff46cb
Weber, M.(1919). La política como vocación. Copmadrid. http://www.copmadrid.es/webcopm/recursos/pol1.pdf
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