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Ciencia y Teoría Política, las necesidades de la profesión

  • Foto del escritor: Jessica García
    Jessica García
  • 17 sept 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 19 sept 2020

Ensayo académico.


Es innegable que en toda sociedad hay un interés constante por parte de sus individuos en detentar el poder político, pues es a partir de este que se accede al ejercicio de las funciones gubernamentales que a su vez, influyen en el comportamiento de dicha sociedad. Sin embargo, es importante que quienes decidan dedicar su vida a la función pública cuenten con los conocimientos necesarios para alcanzar y mantener el bien común. Siendo así, a partir de la lectura “Professing Political Theory” de John G. Gunnell, este ensayo será una profundización y conclusiones propias sobre las ideas vertidas en dicho texto.

En la actualidad, hay una idea equivocada de lo que un estudioso de la ciencia política debe hacer al ejercer su profesión, pues creemos común, y erróneamente, que debe limitarse a la observación de los conflictos sociales que le rodean para comentar posibles soluciones desde un cargo estrictamente público, pero sin verse en la necesidad de recurrir a la parte científica como lo es la reflexión y actividad para la elaboración de teorías o cuasi-teorías. A raíz de lo anterior, se refuerza el hecho de que es imperioso que como politólogos conozcamos y entendamos las distintas disciplinas de las ciencias políticas si buscamos ejercer diligentemente nuestro oficio.

Para efectos del presente es correcto comenzar por definir los términos de ciencia política y teoría política, y por supuesto, brindar también una idea general de lo que es tanto lo político como la política. Esta última, según Vallés, es entendible como la gestión del conflicto social, es decir, como aquella práctica que se lleva de manera colectiva por los individuos de una comunidad en la búsqueda de regular los conflictos que hubiere entre ellos a través de decisiones vinculantes. (2016) El mismo autor señala que al estar la política tan relacionada con el concepto de poder, la ciencia política es entonces la encargada de estudiar a este desde su naturaleza, distribución y sus diferentes y diversas manifestaciones. Por otra parte, Porrúa Pérez (2017) cita en su libro “Teoría del Estado” a González Uribe para definir a la ciencia política en un sentido amplio como “una explicación causal y un enjuiciamiento valorativo de todos los fenómenos políticos”. (p. 30) En mi opinión, es necesaria una síntesis de ambas definiciones de ciencia política para entender su fin. Considero entonces correcto afirmar que la ciencia política debe comprenderse como un estudio del poder y sus manifestaciones con el objetivo de emitir juicios valorativos y explicaciones causales de los fenómenos políticos presentados dentro de una sociedad.

Porrúa sostiene en el mismo texto que ciencia política y teoría política deben ser entendidas como similares, pues el objeto de la segunda es lograr el conocimiento del fenómeno político y así, explicarlo en todos sus aspectos. En esto estoy de acuerdo, pues considero es una actividad que busca darle sentido a los cambios políticos a través de la teorización, lo que la hace especialmente útil cuando se busca identificar y brindar soluciones a problemas y desafíos. Por último, Schmitt (1991) logra definir lo político como la distinción entre amigo y enemigo, afirmación que estimo acertada al considerar que lo político es la parte antagónica dentro de las relaciones sociales.

Como se mencionó con anterioridad, la ciencia política es en términos sencillos el estudio del poder dentro de una sociedad, y en adición a esto, la teoría política es la encargada de estudiar los fenómenos políticos que tengan características estatales para así elaborar principios válidos y aplicables a toda situación concreta. (Porrúa, 2017) Por ello, en cuanto al ejercicio de la ciencia y la teoría política como profesión, sostengo que deben entenderse una de la mano de la otra, pues su naturaleza y objeto las relacionan y las hace inseparables. Sin embargo, teoristas políticos creen aún que debe marcarse una diferencia y separación entre teoría y ciencia política, por lo que pueden ejercerse en conjunto, pero verse por separado en el sentido de su estudio. (Gunnell, 2010)

Para plasmar de manera más clara mi postura, considero adecuado plantear una situación que pueda ser vista y estudiada tanto desde la teoría como desde la ciencia de la política. Durante los últimos meses del presente año, en México se ha desencadenado un gran crecimiento en la pérdida de empleos derivado de la pandemia causada por el COVID-19, así pues ha incrementado también el número de conductores de Uber, Cabify y otros servicio similares de transporte. La problemática radica en que si bien algunas personas han buscado maneras honestas de seguir generando ingresos, hay también quienes han optado por medios menos justos, como el asaltar a los conductores de los servicios antes mencionados e incluso robar los autos de los mismos. Derivado de esto, en el Estado de Puebla los conductores de estas plataformas se han unido y organizado para exigir medidas de seguridad al gobierno de la entidad.

La anterior problemática puede entenderse desde la perspectiva de la ciencia política observando los hechos, comprendiendo su naturaleza y la forma en que se manifiesta el descontento, para llegar únicamente a la descripción de tal fenómeno. Sin embargo, si nos detuviéramos ahí estaríamos ignorando aspectos que son solo visibles y entendibles desde la teoría política y más importante aún, con ello estaríamos cerrando la posibilidad de encontrar soluciones viables, es decir, no llegaríamos a la aplicación de lo aprendido ni a la predicción de potenciales fenómenos sociales similares. Con esto se evidencia claramente la necesidad de aplicar de manera conjunta ambas disciplinas.

A manera de conclusión, coincido con Gunnell en las ideas expuestas en su artículo “Professing Political Theory” y como expuse con lo aquí plasmado, considero que es preciso que no nos limitemos como politólogos sólo al estudio de la ciencia política, sino que ampliemos también nuestro conocimiento en las áreas de teoría del Estado, filosofía política, sociología política, teoría política y todo aquello que represente un crecimiento intelectual para incluirlo en el ejercicio de nuestra profesión, sea cual sea nuestro enfoque principal. Pues como un gran académico con quien he tenido el gusto de tomar diversos cursos ha remarcado anteriormente, el conocimiento en diferentes áreas es lo que hace a una persona resaltar y ser realmente culta e inteligente. A esto agregaría que es también indispensable este sentido de responsabilidad por aprender lo necesario para ejercer nuestras actividades profesionales de manera diligente y, como se mencionó al principio del presente ensayo, para alcanzar el bien común tratándose de una profesión como lo es el ejercicio de las funciones gubernamentales, o toda aquella que se relacione a estas.

Referencias

Gunnell, J. (2010) Professing Political Theory [Profesando Teoría Política]. Political Research Quarterly, Volumen 63, 674 – 679. URL https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/1065912910367497

Porrúa, F. (2017) Teoría del Estado. (31a. ed) Editorial Porrúa. (Original publicado en 1954).

Schmitt, C. (1991) El Concepto de lo Político. [Der Begriff des Politischen]. Alianza Editorial. (Original publicado en 1932).

Vallés, J. (2016) Ciencia Política, un manual. (3a. ed) Ariel. (Original publicado en 2000).

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