¿Innovación o tradicionalismo en la educación en México?
- Jessica García
- 30 nov 2020
- 5 Min. de lectura
Opinión.
En toda sociedad y sistema político, la educación ha sido y es la base sobre la que se desarrolla una comunidad, pues forma la cultura de esta y se construye alrededor de las ideologías en que se origina. Por ello, los buenos y funcionales sistemas educativos son una deuda que los gobiernos tienen con la comunidad sobre la que rigen. Sin embargo, la enseñanza en nuestro país sigue funcionando con el mismo mecanismo que en algún momento sirvió para generaciones anteriores, pero que ya no se adapta a las exigencias actuales, dando lugar así a deficiencias y al mal desarrollo de habilidades básicas para el crecimiento de los estudiantes en distintos niveles. El problema es entonces que, así como la sociedad cambia, crece y se utilizan nuevas tecnologías, los distintos modelos también deben actualizarse. Respecto a lo anterior surgen diversas posturas, dividiéndose en dos grupos: quienes buscan un cambio y quienes se sienten conformes con lo que se ha alcanzado utilizando los mismos métodos a lo largo de los años, dando lugar a la pregunta ¿innovación o tradicionalismo en la educación actual?
En los resultados de “El uso de la televisión en el hogar y en el aula de Educación Primaria”, estudio realizado por la profesora Loida López de la Universidad Católica de Murcia, España, al encuestar a 320 alumnos de entre 9 y 10 años se encontró que el 7.6% de estos dedica su tiempo libre a jugar en la computadora y el 11.5% a jugar videojuegos, asimismo, el ver televisión está dentro de los intereses del 73.3% de los encuestados (2018). A partir de lo anterior es posible saber entonces que, durante periodos de ocio, el pasar tiempo viendo televisión y utilizando las nuevas tecnologías para el entretenimiento son de las actividades más desarrolladas por los niños y niñas hoy en día. Siendo así, al estar la sociedad actual sumergida en una nueva era tecnológica y de la información, y esto ser parte del ambiente en el que niños y niñas se desarrollan, es necesario utilizarlos como recursos en la innovación educativa.
Sin embargo, hoy en día el sistema educativo mexicano ignora los diferentes avances en ámbitos tecnológicos, culturales y formas de vida, y sigue otorgándole más importancia a lo que el profesorado dice en clase, en lugar de trabajar en dar las herramientas, medios y crear un espacio en el que los estudiantes logren desarrollar una iniciativa autónoma que los impulse a trabajar en grupo, ser más participativos y realizar actividades prácticas dentro del ámbito académico o escolar, lo que más adelante en sus vidas podría ayudarlos a ser ciudadanos activos y a impulsar el crecimiento de la sociedad de la cual formen parte. Se debe dejar atrás el modelo de enseñanza estrictamente teórica y encontrar uno que implemente el uso de tecnologías innovadoras que requieran participación activa. Para lo anterior es necesario que el profesorado tenga motivación, formación adecuada y que participe en evaluaciones periódicas, es decir, la prioridad debe tenerla siempre el aprendizaje y, en segundo lugar, tiene que ubicarse la enseñanza.
Es preciso resaltar que con el tiempo los niños y niñas se han adaptado al uso de la tecnología por necesidades comunicativas, más no disponen como tal de una habilidad natural que les ayude o les facilite el utilizar estos medios. Es decir, es innegable que nos encontramos en una nueva era de información, descubrimientos y conocimientos que forman parte del medio en que los pequeños se desenvuelven, pero precisamente de ahí es que surge la importancia de que los estudiantes puedan desarrollar, con ayuda de sus profesores, las habilidades necesarias para procesar toda la información que hoy en día tienen a su alcance. Por ejemplo, trabajados correctamente, la mayoría, si no es que todos los diferentes tipos de programas televisivos pueden utilizarse en la educación siempre que el profesorado ayude a los alumnos a analizar los mensajes y reflexionar sobre el contenido de estos (Cuervo y Medrano, 2013, p. 123).
Por otra parte, para poder cambiar el modelo educativo mexicano debe seguirse un plan estructurado y evitar que cada sexenio se quiera “partir de cero” y hacer a un lado todo lo que administraciones anteriores han implementado, pues de otro modo se crean cada vez nuevas reglas que ejercen presión y sobrecarga en el profesorado, haciendo del sistema algo aún más rígido. En México, no hemos logrado entender la magnitud de la relación que existe entre la política y la educación; hay que darnos cuenta de que una política corrupta, ineficiente y que no respeta ideas diferentes es, muchas veces, el resultado de una educación poco eficiente, y viceversa, una educación fracasada aparece como el resultado de una política enferma. Así, las crisis políticas en nuestro país se relacionan estrechamente con la crisis educativa a la que nos hemos enfrentado durante varios años; de la falta de valores cívicos, deficiente capacidad para expresar necesidades y la falta de respeto a diferentes ideologías, surgen gobiernos incapaces de actuar democráticamente (Ferreras, J., 2017).
Para concluir, es prudente citar a Jeannette Martínez “considero que todo lo que no conocemos y tiene connotación de peligroso, más bien es un desafío” (2011). Al mirar hacia atrás, a la historia y obras del ser humano, nos daremos cuenta de que todos los grandes y pequeños avances se han logrado a través de la inteligencia, pero también de la innovación y la creatividad. Por ello, la escuela no puede ignorar los avances del Siglo XXI y seguir enseñando para una sociedad que ya no existe; sin embargo, tampoco podemos, ni debemos adjudicar la tarea de formar una educación actualizada y de buena calidad solo a los gobiernos, sino es tarea de todos y todas el adaptarnos a las nuevas tecnologías, pues estas han modificado drásticamente la realidad social y cultural en que nos desenvolvemos y han dado lugar a las nuevas formas de vida actuales. Además de profesores responsables y preparados, debemos formar también padres y madres de familia conscientes, ciudadanos participativos y estudiantes comprometidos con su propio aprendizaje, crecimiento académico y superación.
De todo lo anterior, sostengo que debe buscarse un cambio en nuestro sistema educativo para, por ende, alcanzar una mejoría en los demás aspectos de nuestra vida como sociedad. Considero también que debemos lograr una “alfabetización” mediática y tecnológica que nos permita comprender y utilizar de manera correcta los mecanismos e información que nos rodean, así como para adaptarnos a las nuevas y diferentes formas de pensamiento y aprendizaje. Y finalmente, hago énfasis en que la educación es un trabajo colaborativo entre profesores, alumnos, padres y madres de familia y la ciudadanía en general, pues sólo en conjunto lograremos superar los retos que el innovar en nuestros sistemas nos presente.
Referencias
Cuervo, S. & Medrano, C. (2013). Alfabetizar en los medios de comunicación: más allá del desarrollo de competencias. Teoría de la educación. Revista Interuniversitaria. https://revistas.usal.es/index.php/1130-3743/article/view/11577/11997
Ferreras, J. (2017, 24 de septiembre). Política y Educación. Diario de León. http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/politica-educacion_1190248.html
López-Mondéjar, L. M. (2018). El uso de la televisión en el hogar y en el aula de Educación Primaria. Educatio Siglo XXI, 36(1), 195–214. https://doi.org/10.6018/j/324231
Martínez, J. (2011). ¿Cómo integrar las nuevas tecnologías en educación inicial? Educación, 20(39), 7–22. http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=zbh&AN=82879908&site=ehost-live
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